El tomate es uno de los productos hortícolas más difundidos en todo el mundo y el de mayor valor económico. Su demanda aumenta continuamente y con ella su cultivo, producción y comercio.
La producción mundial es de 85 millones de toneladas (FAO 2007) y los países de mayor producción del mundo son China, Méjico, Estados Unidos, Turquía, España, Italia y Egipto. A nivel continental, según datos de FAO, Asia participa con poco más del 50%, seguida de América con 20%, Europa 15% y el resto proviene de Oceanía y África.
Temperaturas mayores de 35ºC afectan al desarrollo del fruto, por mal desarrollo de óvulos y al desarrollo de la planta en general. La maduración del fruto está muy influida por la temperatura de forma que valores cercanos a los 10ºC así como superiores a los 30ºC originan tonalidades amarillentas.
La planta de tomate no es muy exigente en cuanto a suelos. El cultivo se desarrolla adecuadamente tanto en suelos con un buen drenaje (sueltos y ricos en materia orgánica) cómo en suelos arcillosos enarenados. El tomate es cultivo que mejor tolera las condiciones de salinidad tanto del suelo como del agua de riego.
El marco de plantación se establece en función del porte de la planta, que a su vez dependerá de la variedad comercial cultivada. El más frecuentemente empleado es de 1,5 metros entre líneas y 0,5 metros entre plantas, aunque cuando se trata de plantas de porte medio es común aumentar la densidad de plantación a 2 plantas por metro cuadrado con marcos de 1 m x 0,5 m.
No sólo la cantidad de agua determina la producción, sino también el momento oportuno de aplicación que impone la fisiología del cultivo. Es necesario conocer los requerimientos de agua necesarios en cada estado fenológico del cultivo para así obtener el máximo rendimiento económico.
En los cultivos protegidos de tomate el aporte de agua y gran parte de los nutrientes se realiza de forma generalizada mediante riego por goteo y va a ser función del estado fenólogico de la planta así como del ambiente en que ésta se desarrolla (tipo de suelo, condiciones climáticas, calidad del agua de riego, etc.).
En cultivo en suelo y en enarenado, el establecimiento del momento y volumen de riego vendrá dado básicamente por los siguientes parámetros: